domingo, 18 de septiembre de 2016

Buenos dias a todos. Como casi todos los años para esta época - y este no ha sido una excepción - muchos me han preguntado si es realmente necesario tapar los Orishas en Semana Santa, lo cual me pareció una buena pregunta, porque muchos tienen dudas de si en realidad debemos hacerlo o porque lo hacemos. Todo tipo de versiones he leído, pero nunca he comprendido, cual es la manía de practicar una religión y luego comenzar a cuestionar los dogmas que tiene, solo porque no los comprendamos o no tuviésemos suficiente historia para saber todos los “Porqué”.
Hace un par de años, hablé de este tema en un foro, donde argumentaba que esto aparte de que fue un legado de nuestros viejos, también estaba en cierta forma, sustentado en Ifá. Nuestros viejos decían que los Orishas se tapaban, porque en la Semana Santa se conmemoraba, como había muerto el sabio de la religión católica y como se enseñaba que el "Diablo" estaba suelto en su semana de maldad.
Hay cosas que nuestra "memoria genética" guarda y se vienen a recordar cuando encontramos similitudes, cuando somos reubicados en otra parte y aunque se sincretizan para disfrazarlas, estos sincretismos quedan como una "costumbre" o "Tradición" y se pierde el porqué las hacemos. Obviamente nuestros viejos explicaban el porqué tapar los Orishas, basados en el sincretismo y así se transmitió hasta nuestros días. Pero para que un sincretismo sea válido, este tiene que tener una "fundamentación", que en nuestro caso es religiosa. Nada, ni siquiera el Sincretismo, escapaba de ser litúrgicamente correcto para ser aceptado. No es a lo loco que se sincretizaron los Orishas, tal como hemos visto en un ensayo sobre iconografía y simbolismo en “Santería”.
Dentro de las investigaciones privadas que he podido realizar, he encontrado (o por lo menos guarda estrecha relación) un pasaje de Ifá, que nos indica que nuestros viejos traían muy arraigadas sus costumbres y que se negaban a perder su identidad YORUBA. Es un criterio personal, que tapar nuestros Orishas en semana Santa, no solo se apega a nuestra Tradición, sino que también se apega a lo que Ifá nos puede enseñar, si tal como se ha dicho, nuestros viejos decían que en la Semana Santa se conmemoraba la muerte del sabio de la religión católica y como el "Diablo" estaba suelto durante esa semana. Tal similitud podemos verla en una estancia de Ifá del Odu Okana Ofun. Veamos:
En el comienzo, Oloddumare mandó a llamar al total de los 401 Irunmoles y los puso en un jardín llamado Ögbà Àšë (Jardín del Mandato). En este jardín Oloddumare puso un total de 16 signos únicos. Oloddumare le dio instrucciones a los Irunmoles que se quedaran en Ögbà Àšë por siete días y que debían pedir resoluciones positivas las cuales, por medio de su gracia sucederían. Oloddumare les advirtió que resoluciones maléficas no serían concedidas. En este punto Echu Ebita (¿Abbita?) rezó por que la prosperidad de todas clases, llenara el jardín. No tan pronto Echu Ebita dijo esto y el jardín se llenó de riquezas de proporciones indescriptibles.
Estos Irunmoles decidieron compartir estas riquezas con otros Irunmoles que se encontraban fuera del jardín y más tarde comenzaron a dispersarlos por todo el universo. Esta es una de las razones por la cual no hay un lugar en el universo, sin un poco de riqueza.
La adquisición y distribución de los Irunmoles tomó todo el día. Entonces Oloddumare los llamó para preguntarles que habían hecho todo el día. Habiendo sido informado, Oloddumare llamó el día Öjó Ajé (Día del éxito financiero y riqueza). Y el primer día de la semana deriva su nombre de aquí. Oloddumare le informó a los Irunmoles que solo tenían seis días más para quedarse en el jardín. Oloddumare les rogó que siguieran pidiendo por cosas buenas que ellos pensaban que iban a necesitar.
Mientras estos rezaban muy temprano al siguiente día, los otros Irunmoles que estaban fuera del jardín Ögbà Àšë corrieron en anticipación, para asegurarse más riquezas. Esto generó problemas entre ambas partes. Los que estaban dentro del jardín, hicieron uso del comando de lograr la victoria sobre los que estaban fuera. Su deseo fue cumplido y los Irunmoles que habían invadido el jardín fueron vencidos y expulsados. Al final del día, Oloddumare los llamó para verificar lo que habían hecho ese día. Estos le dijeron lo que sucedió. Oloddumare les preguntó si se sentían triunfantes o no. Estos les dijeron que sí y Oloddumare llamó al día Öjó Ìšégun día de la victoria.
Muy temprano al tercer día, una seria tormenta comenzó a soplar en el jardín y estos se pusieron polvorientos y nublados. Ninguno de los 401 Irunmoles fue capaz de organizar nada. Ninguno de ellos recordó rezar por que las cosas se ordenaran. Al final del día, le narraron todo a Oloddumare. En consecuencia el día fue llamado Ojó Rirú día de la confusión. Sin embargo, Oloddumare les recordó rezar por lo que querían al siguiente día.
Como se esperaba Echu Ebita y los otros Irunmoles rezaron por mucha lluvia y orden. De acuerdo a la orden de Oloddumare, hubo lluvia, nuevos cultivos y vegetación comenzaron a crecer y el lugar retornó a su normalidad. Todos los Irunmoles se pusieron felices. Ellos planearon y rezaron por todas las cosas buenas de la vida, rezaron por progreso y todas estas cosas sucedieron. En la tarde ellos estuvieron de acuerdo en que ese era el mejor día que habían visto y cuando Oloddumare les preguntó al final del día, ellos le informaron que el día había sido muy compensatorio y que por todo lo que rezaron, fue realizado. Entonces el día fue nombrado Öjó Àsèsédáyé u Öjó Öjòbo Día de la realización. Oloddumare entonces les dijo que se preparan para un largo viaje que sería hecho al siguiente día.
Temprano en la mañana del día siguiente, todos rezaron por un viaje seguro a su destino. La distancia fue astronómica y ya que ellos habían rezado por un viaje seguro a su destino, no encontraron ningún problema al llegar allí.
Pero en su viaje de retorno, encontraron todo tipo de dificultades. El día fue completamente pesado para ellos llegaron al punto de dudar si iban a poder regresar a Ögbà Àšë. Por la gracia de Oloddumare, estos llamaron a todos los poderes a su disposición y fueron capaces de llegar al jardín al morir la noche. Ellos juraron nunca volver a hacer un viaje en ese día, porque el éxito del viaje fue muy dudoso. Por la experiencia, Oloddumare llamó a ese día Öjó-Eti, día de los problemas o turbulencias.
Al sexto día Elá (Orunmila) llamó a Echu Ebita y le sugirió que sería mejor que Echu controlara las riquezas del universo. Y que él, Elá, controlaría el flujo de esas riquezas por medio de sacrificios y rituales. Por ejemplo, si mucho es concentrado en una mano, esta conduciría al mal uso o al abuso. Donde unos seres no tienen suficiente, a través de rituales y sacrificios más será adicionado.
Desdichadamente, Echu Ebita se molestó por esta sugerencia y se enfrascó en una pelea. Dándose cuenta que no podía vencer solo a Elá, Echu Ebita se reunió con los otros Irunmoles e hizo tres proposiciones. Uno, que Elá (Orunmila) nunca debía sobrevivir a la pelea; dos, que si Elá sobrevivía, nunca debía progresar; Y tres, que si Elá progresaba, que nunca fuera capaz de regresar al Ìkölé Örún (cielo), cuando ellos dejaran Ìkölé ayé (la tierra). Al final del día, Oloddumare mandó a llamar a los Irunmoles en el jardín y estos le informaron que sus deseos no se debían cumplir ya que ellos desobedecieron las instrucciones que se les habían dado, de nunca hacer resoluciones negativas. Sin embargo, Oloddumare llamó el día Öjó Àbaméta, día de las resoluciones maléficas. Al séptimo día, Elá salió lleno de vida y poder. Elá dio bendiciones a todos los Irunmoles incluyendo a Echu Ebita. Ellos se sintieron felices y el desacuerdo entre Elá y Echu Ebita fue arreglado. Oloddumare decidió hacer a Elá el líder de todos los Irunmoles y les dio a los Irunmoles vida eterna. Consecuentemente, el día fue llamado Öjó Àìkú, día de la Longevidad.
Como vemos, esta semana representa cuando los Irunmoles fueron colocados en el jardín Ögbà Àšë, lo cual es representado por la sábana con la que cubrimos a nuestros Orishas y donde ellos hicieron buenas resoluciones hacia la humanidad, pero Echu Ebita causó problemas por una propuesta de Orunmila y decidió matarlo, lo que no logró y Elá (Orunmila) regresó (Resucitó) triunfante al jardín Ögbà Àšë, donde se le dio el poder sobre todos los Irunmoles a Orunmila y a estos les dio vida eterna. De alguna forma esto se hace compatible con la muerte y resurrección de Jesús y con este motivo, es que sospechamos que nuestros viejos lo vieron de esta misma forma y se quedó como Tapar los Santos en Semana Santa, porque "El Diablo", está haciendo de las suyas. En otras palabras nuestro "Sabio" murió y el "Diablo" andaba haciendo de las suyas tratando de impedirlo.
Como siempre, me gusta advertir que esta no es palabra escrita en piedra y solo es un análisis de un Odu, que a mi criterio PERSONAL, es motivo de tapar los Orishas, durante la Semana Santa Cristiana.
Espero que podamos ver las analogías y que algún día aceptemos nuestras tradiciones y costumbres, sin la necesidad de cuestionarlas, solo porque no las entendemos. ¿Por qué en vez de criticar y cuestionar el legado que se nos dejó, no dedicamos nuestros esfuerzos en INVESTIGARLO? ¿Será porque es más fácil DESPOTRICAR que CONSTRUIR? Sintamos cariño legítimo por nuestros legados y no nos sentemos a cuestionarlos, solo porque muchas veces, no los entendemos.

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